¿Cómo me comunico mejor con mis hijos? Este es uno de los principales cuestionamientos que siempre tienen las madres y padres hoy en día.
No es fácil.Parece que a medida que los hijos crecen, al tiempo se van edificando barreras y muros impenetrables que van dificultando el diálogo y el contacto entre padres e hijos.
Para este problema, la profesora Ruth Estella Chacón, docente de primaria del Colegio Distrital Rodolfo Llinás lleva implementando un método muy básico pero efectivo desde hace 7 años, el cual consiste en escribir e intercambiar cartas.
Esta iniciativa surge de la necesidad que detectó la profesora Ruth y que con mucha frecuencia le estaban manifestando padres y madres, de encontrar una manera para poder comunicarse mejor con sus hijos.
De acuerdo con la profesora, los padres le abrieron su corazón, vinieron a plantearle sus inquietudes, la dificultad que tenían para comunicarse con sus hijos, sobre cómo no sabían dialogar con ellos y cómo terminaban en muchas ocasiones en discusiones y diciéndose cosas que herían y generaban más conflictos.
De esta manera, se estableció en el Colegio Rodolfo Llinás una rutina casi literaria entre los niños de primaria. Todas las semanas les escriben cartas a sus padres, en una construcción colectiva, con el objetivo de expresar sentimientos y emociones, para comunicar lo que piensan.
Las cartas son depositadas por los niños en un buzón que fue creado especialmente para esta actividad. Los padres tienen que acercarse al colegio y recogerlas los días viernes. Las responden a través de otra carta, con el tiempo suficiente para pensar en lo que quieren escribir y el mensaje que desean transmitir.
La profesora Ruth aclara que estas cartas no se limitan a mensajes de te quiero o te amo, sino deben llevar un mensaje muy específico. También son depositadas en el buzón y se destina un día para leerlas por parte de los niños.
Este es un momento muy emocionante para ellos, es equiparable a las historias que nos contaban nuestros abuelos sobre pueblos donde sus habitantes esperaban con ansiedad e ilusión la llegada del cartero para recibir las noticias de parientes y de lugares muy lejanos, así, con esta emoción y esperanza, los niños reciben al cartero que les trae la correspondencia de sus padres.
La iniciativa ha tenido tanto éxito que los papás y mamás del colegio acompañan la lectura colectiva de las cartas. Es una convocatoria abierta, los padres llegan de manera espontánea. No solo leen las cartas de sus hijos, también leen las de los otros niños.
Esto es una experiencia maravillosa. De acuerdo con la profesora Ruth, los niños disfrutan mucho de escuchar sus cartas leídas por los padres que los visitan. Así mismo la lectura pública permite compartir experiencias y consejos.
La profesora Ruth trae un ejemplo, en una de las cartas. Un padre le dice a su hija que la quiere y que le desea que sea muy feliz, pero también le pide que necesita más colaboración de ella en la casa, que la quiere ver más tranquila y que le gustaría que estuviera menos tiempo de mal humor. Así se genera una conversación o especie de tertulia entre los padres, los niños y los educadores, donde se pueden abordar diferentes temáticas, como el caso del ejemplo donde se generó una charla entorno a lo que significa estar de mal humor.
«La lectura colectiva de cartas también es un ejercicio para reconocer la diversidad y diferencias entre las familias», asegura la profesora Ruth, quien, cree que el ejercicio sirve para aprender a valorar la diferencia, que primero vemos en mi familia y la que después encontramos en las otras familias que participan del ejercicio.
Este tipo de experiencias les muestra a los padres que a pesar de no poder estar todo el día con sus hijos, sí existen alternativas para poderse comunicar, para ayudar en su formación, pero sobre todo para estar pendientes de ellos.
En el caso de los niños, la profesora Ruth señala que las cartas también les permiten reconocer y valorar a sus padres. A partir de esta correspondencia entienden que su papá o mamá se cansan y que también necesitan afecto.
La profesora Ruth asegura que a través de este ejercicio, los padres se pueden enterar de cosas que sus hijos no les decían de otra manera, como el caso de una niña quien a través de una carta les confesó a sus padres que no le gustaba que la peinaran con el cepillo que estaban utilizando porque la lastimaba. La mamá leyó la carta y lloró, porque se dio cuenta que llevaba un año peinando a su hija con este cepillo, sin percatarse del dolor que soportaba la niña todos los días.
‘Cartas para crecer con amor’ es una de las iniciativas que recibe un reconocimiento por parte de la Secretaría de Integración Social, en el marco de la conmemoración de la ‘Semana Distrital del Buen Trato’, este jueves 22 de noviembre en el auditorio Centro Cultural Gabriel García Márquez.