Las señales silenciosas de las víctimas de violencia sexual
Nunca va a ser fácil escuchar o leer la historia de una víctima infantil de violencia sexual, de alguna manera en el imaginario social se cree que este tipo de delitos son situaciones aisladas, que suceden en contextos de violencia extrema, incluso, se considera a manera de estigma, que sólo ocurre en determinados estratos socioeconómicos del país.
Nada más alejado de la realidad, la violencia sexual ocurre a diario, en cualquier espacio, principalmente en la casa y en los sitios donde creemos que un niño o niña deben estar seguros y protegidos. Ocurre en todos los estratos sociales.
Hoy queremos revisar la dolorosa historia que en estos días ha conmocionado al país y que hemos conocido a través de diferentes medios de comunicación, donde una madre cuenta y denuncia como su hijo termina suicidándose, de acuerdo a su denuncia, motivado por la carga dolorosa que llevaba este joven producto de un abuso sexual ocurrido en su infancia.
En este momento estamos en fuerte debate sobre la identidad de los responsables, en la denuncia se realizan unos señalamientos muy preocupantes, pero consideramos que debemos dejar actuar a las autoridades y confiamos en que pronto y de manera diligente el país va a conocer las respuestas y se va a hacer justicia en este caso, que es lo que reclama con insistencia esta madre.
Es así que retomamos este caso, pero para ir más allá del sensacionalismo o morbo que puede generar, queremos retomarlo de manera pedagógica para señalar la importancia de detectar las señales que puede enviar un niño o una niña cuando son víctimas de violencia sexual.
Recordemos que para las víctimas esta situación es demasiado confusa y agobiante, tratemos de pensar que puede estar viviendo una niña o un niño por ejemplo de 6 años, que no entiende las implicaciones físicas, emocionales y mentales de una situación sexual, pero que las está experimentando de una manera violenta, oculta y tortuosa. Es difícil ponerse en los zapatos de las víctimas, pero tenemos que hacerlo para entender la razón del porqué en muchos casos callan y guardan este doloroso secreto.
Esta madre en su relato siempre deja presente que dio la batalla y trató de hacer lo posible para ayudar a salir de este infierno a su hijo, aunque tristemente esta batalla se perdió, nos deja lecciones muy importantes.
En su relato menciona una señal determinante en este tipo de casos de acuerdo a lo que establecen los expertos y autoridades en este tema, cuando se refiere a los cambios radicales de humor y comportamiento de su hijo, es decir que pasó de ser un niño con excelente rendimiento académico y alegre, a ser un estudiante distraído, desmotivado y con episodios de tristeza.
Las investigaciones científicas que se han adelantado sobre este tipo de delitos contra la infancia, señalan la importancia de siempre estar pendientes de estos cambios emocionales y de comportamiento, es normal que todos pasemos por bajones, pero hay que estar alertas cuando estas situaciones se extienden en el tiempo y se convierten en una constante.
Debemos estar atentos cuando se presenta la pérdida de apetito, los llantos frecuentes injustificados, el miedo a estar solo con una persona en particular, cuando rechaza a un adulto o cuidador de forma repentina, cuando tiene resistencia a bañarse o desvestirse, cuando se aísla o rechaza sus relaciones sociales, cuando presenta problemas escolares o rechazo a la escuela, cuando tiene conductas regresivas como chuparse el dedo o miedo a dormir solo, cuando constantemente es agresivo, se escapa del hogar o el colegio y tiene cambios repentinos en la afectividad como manifestaciones de ansiedad, angustia o depresión.
La madre en su relato nos menciona que su hijo presentó algunas de estas señalas. Pero también es importante mencionar que ella asegura que siempre trató de estar a su lado, de escucharlo, de intentar entender que le sucedía, de apoyarlo y ayudarlo en todas sus crisis. Buscó terapia profesional e hizo la denuncia, es decir que de acuerdo con lo que narra, actuó como se debía en estos casos.
Siempre se debe denunciar y sobre todo escuchar a las víctimas, hay que recurrir a ayuda profesional especializada y fortalecer los vínculos afectivos y protectores al interior de las familias.
Esta historia también pone en evidencia los graves daños que ocasiona en una persona la violencia sexual, este delito puede destruir y acabar completamente con la vida de la vida de la niña o niño que la sufre, por esta razón lo primero que tenemos que hacer es fortalecer todas las acciones para prevenirlo y brindar a la infancia del país entornos protectores.
Este tema no es un hecho aislado como ya lo mencionamos, tenemos que entender que sucede con mucha más frecuencia de lo que imaginamos, las cifras de Medicina Legal nos dicen que de enero a septiembre de este año ya se han denunciado 15168 casos de violencia sexual contra niñas y niños menores de 14 años, pero tenemos que tener en cuenta que estos son tan sólo una parte de todo lo que realmente sucede, recordemos que esta violencia tiene porcentajes muy grandes de no denuncia y subregistro.
Apoyemos y escuchemos a las víctimas, seamos solidarios con sus familias, la justicia se tiene que fortalecer y como sociedad tenemos que ser inflexibles y cero tolerantes con cualquier forma o manifestación de violencia sexual contra las niñas y niños de Colombia.