Sí vale la pena denunciar

Al finalizar el 2018 el país conoció un nuevo caso de abuso sexual en la Policía Nacional, sumándose a otras denuncias que salieron a la luz pública durante todo el año, teniendo un despliegue informativo y de visibilización de este flagelo que afecta y vulnera la vida y los derechos fundamentales de muchas de las mujeres que deciden entrar a las fuerzas armadas del país, como tal vez no lo habíamos
visto antes.

También tenemos que reconocer que sin duda más víctimas de violencia sexual en instituciones como la Policía Nacional están tomando la decisión de denunciar, además de los protocolos y acciones que las mismas fuerzas militares están implementando para prevenir y desnaturalizar esta práctica en un entorno supremamente machista y con estructuras de mando y poder tan verticales y
rigurosas.

Entre los casos que conocimos durante el año pasado, aparte de la valiente denuncia de la teniente de la Policía Kelly Sierra en diciembre, en marzo de manera simultánea se conocieron las denuncias de una patrullera del Huila y una teniente de Antioquia contra dos coroneles por acoso sexual, lo que generó el retiro de sus cargos para estos dos altos oficiales.

En abril, los medios de comunicación le dieron difusión a otra denuncia de una subteniente en Boyacá, por acoso sexual, también en contra de un coronel de la institución, además de denunciar a otro alto funcionario que desatendió su caso. En octubre el turno fue para el departamento de Nariño, donde una patrullera denuncia a un mayor también por acoso sexual y laboral.

Todos estos casos ponen en evidencia una situación compleja para las mujeres al interior de las fuerzas militares, que lleva mucho tiempo silenciándose y que no es fácil de denunciar para las víctimas, por el miedo a perder sus carreras y por otro tipo de consecuencias, que incluso, a muchas las lleva a tomar la dolorosa decisión de retirarse de la institución para proteger su identidad y la de sus familias.

El caso de la teniente Kelly abrió precisamente el debate sobre si vale la pena denunciar. En algunos medios se difundió la versión de que la teniente consideraba que denunciar resultó ser perjudicial para ella, hasta versiones más recientes, donde se ratifica y asegura que si valió la pena, a pesar de considerar que la institución no respondió como ella esperaba, pero sostiene que su denuncia está motivando a otras mujeres de la Policía Nacional que están pasando por una situación similar para que también se decidan hablar.

De esta manera, pese a todas las barreras, a las dificultades y lo desalentador que resulta denunciar y no recibir protección, que su victimario siga como si nada y que la justicia no opere con la prontitud y eficacia que se espera, las denuncias de estas primeras mujeres policías está abriendo el camino para que otras también lo hagan, para que su voz comience a escucharse con más fuerza en las instituciones como el Ejército o la Policía Nacional.

Así mismo, debemos reconocer el esfuerzo que están realizando las Fuerzas armadas del país para cambiar esta situación, incluso el año pasado el Ejército incorporó una política de género y desde las diferentes áreas de derechos humanos de instituciones como la Policía Nacional se hacen avances importantes para el reconocimiento de la equidad de género y del fundamental papel que están
desempeñando las mujeres en la defensa y protección de la seguridad ciudadana y nacional.

Por esta razón reiteramos y coincidimos con la teniente Kelly, si vale la pena denunciar, puede ser el camino para salvar a otras posibles víctimas.